Así es el Vespa GTS 300

Acabados en cromo, la gama de colores disponibles e incluso el beige de su asiento son detalles que aportan a la elegancia del modelo. También tenemos particularidades como ser la carrocería trasera fabricada en chapa de acero, sí, como las Vespa de aquel entonces. La iluminación es completamente halógena, me gusta que así sea en un vehículo de corte clásico, a excepción de las luces piloto (que son led) que comparten plafón con los guiños y que se encuentran integradas en el pecho de la moto. Infaltable faro redondo adelante y uno cuadrado de líneas curvas y marco cromado para el sector posterior. Otorgando identidad y decorando el pecho, se observan las insignias de Vespa y Grupo Piaggio junto a la inconfundible «corbata», alargada y adornada con tres ribetes cromados.

El guardabarros delantero, montado de manera solidaria a la carrocería y no a la rueda, completa un frente de estilo 100% italiano. Debido al tipo de suspensión delantera, luce de manera llamativa la llanta de aleación, 5 rayos y de un exquisito diseño que pareciera inspirado en el mundo del automóvil (me recuerdan a las del Clio RSi). Las branquias laterales del pecho, distintivas de los GTS, colaboran para la correcta disipación del calor proveniente del radiador, alojado en el interior del frente de la moto.

Piso de gran superficie que, aunque sea dividido, permite el transporte de carga entre nuestras piernas gracias al aplique plástico antideslizante ubicado en el centro. Ya en el sector posterior, el abultado pasarueda de líneas bien redondeadas es el protagonista excluyente. En el lateral derecho, donde adorna la insignia GTS, podemos observar el calado “en rejilla” (muy de motoneta) que es acompañado de igual modo por el protector de acero inoxidable del escape. Por último, de serie cuenta con un porta equipaje retráctil (que integra las asas para el acompañante) de construcción y anclaje robusto que soporta hasta 6 kg de carga, por supuesto, acabado en cromo.