Con un motor V10, esta moto fue una de las más exóticas del mundo: ¿qué precio tenía?
¿Qué tenía de particular esta motocicleta creada con un estilo y aire de vanguardia?
La Dodge Tomahawk es quizás uno de los mayores intentos de trasladar el éxito automotríz a una moto. Sin embargo, no fue lo esperado. A continuación, te contamos los detalles.
Se trata una de las motocicletas deportivas con un aspecto exótico que jamás se hayan construido, y que estaba impulsada por un motor V10 del exitoso Dodge Viper, que fue descatalogado por el grupo Stellantis, en 2017. El caso es que esta máquina de dos ruedas con un aspecto exótico no tuvo el éxito pronosticado, y significó más una pérdida que un logro. En la actualidad, solamente es el recuerdo de un logro fallido de la tradicional marca estadounidense.
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La moto del futuro que no pudo ser
Presentada en el Salón de Detroit, de 2003, como vehículo conceptual nació a partir de la idea compartida que tuvieron Bob Schroeder y Dave Chyz, dos especialistas pertenecientes al Grupo Chrysler.
Si bien la marca construyó un prototipo de esta moto, la reconocida cadena de almacenes estadounidense fundada en 1907 por Carrie y Herbert Marcus Neiman fue la que tomó la posta de la producción. Apenas se vendieron nueve unidades por al menos USD 550,000 dólares cada una, entre 2003 y 2006. Tiempo después, se supo que la marca de automóviles de Detroit no tenía intenciones de producir la Tomahawk como un modelo de serie.
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Claro que su imponencia estuvo alimentada por un buen aparato de marketing, desde el grupo automotriz hubo una gran publicidad, y uno de los ganchos para promocionarla fueron su velocidad declarada: 675 km/h, y acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 2,5 segundos. Con esta cifra buscaba ser la más rápida del mundo, pero no existen registros oficiales de que este objetivo haya sucedido.
Apariencia radical desde cualquier el punto de vista
Esta moto que fue construida de manera artesanal tenía un aspecto radical. Se regía de varias piezas hechas en aluminio, como su chasis, y toda una parte ciclo que descansaba sobre cuatro ruedas dotadas de un funcionamiento independiente con su propia suspensión. Se trató de una moto, que terminó por declarar un peso de 680 kg.
La Dodge Tomahawk se detenía gracias al sistema de frenado constituido de discos de acero inoxidable de 20 pulgadas en las cuatro ruedas, con frenos de 508 mm. Mientras que una palanca manual activaba las delanteras, una de pie hacía lo propio con las traseras, que incluían dos pinzas de cuatro pistones que hacían a los 16 con los que fue dotada esta bestia: ocho delante y ocho detrás.
Su silueta estuvo a cargo del diseñador Mark Walters que, para tornarla un hecho concreto y digno de ser utilizado en la calle, le aportó un estilo extraño producto de su inspiración en el “Art Deco”. El producto final se tradujo en una estructura larga, prácticamente, cuadrada que denotaba el color plateado y lo convertía en una motocicleta fuera de serie y única. Sus dimensiones: 2591 mm de longitud, 704 mm de ancho, 937 mm de alto, 736.60mm de altura de asiento y una distancia entre ejes de 76 pulgadas.
Motorización descomunal para una moto hiperrealista sin éxito
En esta moto, con un tanque de 12 litros, y un peso de 680 kg., giraba todo en torno a la idea descabellada idea de su motor Dodge Viper V10 con refrigeración líquida, de cuatro tiempos. Según datos oficiales, este bloque de 8.3 litros, pesaba solamente 350 kg, y tenía 8,285 cc. de cilindrada y entregaba 500 caballos de fuerza de potencia, y 712 Nm de torque; y estaba asociado a una transmisión con una caja de dos velocidades.
La Dodge Tomahawk no fue la única en la historia del motociclismo creada por una marca de automóviles. Incluso Ferrari tuvo su propia – y única- motocicleta oficial, pero ninguno de estos dos modelos prosperaron.