Honda Transalp 750: cómo cambió (o no) la trail mediana que hizo historia
Así evolucionó la trail que acaba de llegar a nuestro mercado.
En 1987, Honda presentó una moto distinta a todo lo que ofrecía su catálogo. No era una deportiva carenada, tampoco una enduro pura ni una touring pesada. Se llamaba Transalp -oficialmente XL600V- y prometía cruzar montañas, autopistas y caminos de ripio con la misma naturalidad.
Cuatro décadas después, en 2023, la XL750 Transalp trajo de regreso ese nombre mítico. Y aunque pasaron 38 años, la esencia permanece sorprendentemente reconocible. Ahora, este nuevo modelo regresa a Argentina luego de más de 10 años de la ultima versión que se comercializó y por eso, analizamos la evolución de este modelo hasta llegar a la generación más reciente
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Honda Transalp: el nacimiento de una nueva categoría
A mediados de los ochenta, Europa vivía el auge del trail. Los rallies africanos como el París-Dakar inspiraban a miles de motociclistas que buscaban máquinas capaces de viajar lejos sin importar el terreno. Honda, observando esa tendencia, decidió crear un modelo que combinara comodidad en ruta, verdadera versatilidad fuera del asfalto y la fiabilidad técnica que caracterizaba a la marca japonesa. Así nació la XL600V Transalp.
Su motor era un V-twin a 52° de 583 cc con tres válvulas por cilindro y doble árbol de levas, capaz de entregar cerca de 50 CV de forma suave y progresiva. Montaba llantas de 21 pulgadas adelante y 17 atrás, un esquema típico de las motos off-road, acompañado por suspensiones de largo recorrido y un chasis doble cuna de acero. Llamaba la atención su carenado integral con parabrisas alto, algo inusual para una moto de media cilindrada en aquel momento. Además, su peso era contenido -alrededor de 175 kilos en seco-, lo que la hacía manejable tanto en ruta como en caminos de montaña.
Más allá de la ficha técnica, la Transalp representaba un nuevo modo de viajar. No buscaba la velocidad ni la competencia: proponía la idea de recorrer largas distancias con comodidad y sin preocuparse demasiado por el estado del camino. Incluso su nombre, inspirado en los Alpes europeos, evocaba esa ideología.
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Durante casi dos décadas, la Transalp mantuvo ese espíritu inicial, con sucesivas mejoras técnicas que no alteraban su esencia. En el año 2000, la llegada de la XL650V trajo un motor más grande, de 647 cc, derivado de la Deauville. Esto le permitió ganar torque a medio régimen y mejorar su comportamiento rutero sin perder aptitudes trail.
En 2008, la XL700V dio un giro más marcado hacia la carretera: adoptó inyección electrónica, cumplió con la normativa Euro 3, incorporó ABS y cambió su rueda delantera de 21 a 19 pulgadas para ganar estabilidad en asfalto, como marcaba el mercado.
Con el tiempo, el mercado comenzó a inclinarse hacia maxi-trails más sofisticadas y potentes, y la Transalp se despidió discretamente en 2012, dejando un vacío en el segmento de las trail medias viajeras.
Honda XL 750 Transalp: ¿le hace honor a su apellido?
El regreso de la Transalp no fue una simple maniobra de marketing que apostó a la nostalgia. Honda desarrolló un modelo completamente nuevo sobre la base de la CB750 Hornet, adaptado específicamente para el trail. La XL750 utiliza un moderno motor bicilíndrico en paralelo de 755 cc con distribución Unicam y cigüeñal a 270°, que entrega 90,5 CV y 75 Nm de torque, una cifra muy superior a la de la pionera. El chasis es de acero tipo backbone, más liviano y rígido que los anteriores, y las suspensiones Showa ofrecen 200 mm de recorrido adelante y 190 mm atrás. Un detalle clave es que recupera la configuración de llantas de 21 y 18 pulgadas, reafirmando su vocación off-road.
La tecnología es otra de sus grandes diferencias y la más lógica: dispone de modos de conducción, control de tracción con función anti-wheelie, ABS con modo off-road y una pantalla TFT de cinco pulgadas con conectividad. Todo esto la posiciona al nivel de las trail contemporáneas más sofisticadas, sin abandonar su accesibilidad. A pesar de la modernización, el enfoque general sigue siendo el mismo que en 1987: una moto equilibrada, apta para viajar largas distancias y explorar caminos secundarios con confianza y comodidad.
Entre la XL600V de 1987 y la XL750 de 2023 hay diferencias tecnológicas evidentes. El paso de los carburadores a la inyección electrónica y al acelerador ride-by-wire marca un cambio radical en la manera en que se entrega la potencia. El aumento de cilindrada y potencia es notable: de un bicilíndrico en V de 583 cc y 50 CV a un bicilíndrico en paralelo de 755 cc con 92 CV. El peso también creció, pasando de 175 kilos en seco a algo más de 200 en orden de marcha, aunque la rigidez estructural y las suspensiones actuales compensan en dinámica.
Pero más interesante que las diferencias son las continuidades. Ambas generaciones comparten una geometría trail auténtica, con llantas grandes y suspensiones generosas. Las dos fueron concebidas como motos viajeras polivalentes, capaces de alternar entre ciudad, ruta y caminos de montaña sin complicaciones. Ambas priorizan la comodidad, la autonomía y la facilidad de uso antes que la agresividad o la velocidad pura. Incluso en la postura de manejo y en la sensación de equilibrio al rodar, la nueva Transalp conserva el carácter noble y accesible que hizo famosa a la original.
Si un motociclista de finales de los ochenta se subiera hoy a la XL750, reconocería rápidamente esa posición relajada, la protección aerodinámica, la suavidad de marcha y la capacidad de adaptarse a diferentes terrenos sin necesidad de tanta experiencia.
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