Opinión: «las motos grandes no son para cualquiera», te contamos por qué
En una moto, más caballos de potencia no te suman puntos en conducción. Una reflexión un poco cruda, pero más real de lo que quisiéramos.
Hay una escena que se repite más seguido de lo que uno quisiera: un tipo sobre una moto que claramente lo supera. Y no hablo sólo en términos de potencia o tamaño, sino de comprensión, de control, de respeto por la máquina.
Gente que llega a una 1000 cc simplemente porque “es lo que sigue” después de una 600. Como si esto fuera una suerte de competencia de cilindradas, donde el único mérito fuera subir de escalón.
¿Es mejor que te sobre moto o que te sobre capacidad conductiva?
El problema es que muchos creen que tener una moto más grande los convierte automáticamente en mejores motociclistas. Pero no es así, hasta diría que si subís de cilindrada sin experiencia, bajas de nivel conductivo, al menos en hasta que te adaptas. Pero lo que es muy importante de recalcar es que, la moto puede subir de nivel, pero el piloto no siempre lo hace . El crecimiento técnico y emocional como conductor no viene incluido con el aumento de caballos, no porque no se quiera, sino porque muchas veces directamente no se puede.
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Este fenómeno es más común de lo que parece. Porque en el afán por subir de categoría, por tener “la moto más grande del grupo”, muchos se olvidan de lo más básico: saber manejar. Manejar bien. No sólo acelerar en línea recta, sino entender la trazada, anticipar, frenar de forma progresiva, dominar la técnica del frenado de emergencia y, sobre todo, tener criterio. Y eso se entrena. No viene en el manual.
Ahí es donde entran los cursos. Y no hablo sólo de esos que enseñan a hacer wheelie, tocar rodilla en el asfalto o a saltar en trazados de tierra, que también suman. Hablo de aprender a conocerse a uno mismo como piloto, a manejar con consciencia, a entender lo que pasa cuando tomás una decisión en milisegundos. Porque una moto grande no perdona los errores como lo haría una 200. Y si no tenés recursos técnicos, el accidente está a la vuelta de la esquina.
Pero el tema no es solo técnico. También es económico. Muchas veces la compra de una moto de alta cilindrada implica un esfuerzo financiero importante. Pero después viene el mantenimiento: cubiertas que se gastan rápido, que cuestan una fortuna; repuestos importados, consumos elevados. Todo se vuelve una bola de nieve que no todos pueden sostener. Ni desde la billetera ni desde la cabeza.
Y si encima sentís que no podés disfrutarla porque te da miedo que se caiga, que se raye, entonces ¿para qué la tenés? Tener una moto grande sólo para lavarla el fin de semana y subir una foto a Instagram no tiene sentido. La moto es para usarla, para disfrutarla, para que te transporte, no sólo físicamente, sino emocionalmente.
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Con el tiempo, una se da cuenta de que la madurez como motociclista no llega con los caballos, sino con la honestidad. Esa que te permite reconocer que quizás no necesitás más de 40 o 50 caballos para sentirte completo arriba de una moto. Que tal vez la moto que más vas a disfrutar no es la más cara ni la más potente, sino la que se adapta mejor a tu estilo, a tus necesidades y a tu capacidad como conductor .
Las motos grandes no son para cualquiera. Y no hay nada de malo en eso. Lo que sí debería ser para cualquiera es el acceso a la formación (a veces pienso que debería ser hasta obligatoria). Porque una moto bien conducida, sea una 250 o una 1000, siempre va a ser una fabrica de buenos momentos. Pero una moto mal conducida, por más que cueste lo mismo que un auto, es una trampa que tarde o temprano se cobra su precio.