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El plan de Yamaha para destronar a Honda con el motor más absurdo: ¿Por qué salió tan mal?

Yamaha tuvo un capítulo especial en su historia de rivalidad con Honda al crear un motor de 7 válvulas que no pudo ser. Por qué, qué sucedió exactamente y todos los inéditos detalles.

En los ‘80, Yamaha decidió enfrentarse a la supremacía de Honda en el mundo del motociclismo de un modo muy particular. El protagonista de la innovación era un motor que, en su momento, parecía ser la solución definitiva. El objetivo era claro: destronar a su principal rival y establecerse como el líder indiscutible en la competición. 

Yamaha y su revolucionaria idea para destronar a Honda

Sin embargo, lo que comenzó como una promesa revolucionaria, terminó siendo una lección sobre los límites de la ingeniería y la innovación. Es cierto que no fue lo mismo que nada por la trayectoria que Yamaha arrastra al día de hoy, pero no quedó en los mejores recuerdos.

Génesis de una idea, la clave para entender todo

Génesis era el nombre comercial que Yamaha utilizaba para denominar a sus motores de alto rendimiento entre los 80 y los ‘90. Estos sentaron las bases para la creación de leyendas como la primera R1. Al mismo tiempo, se convirtieron en el campo de pruebas para ideas radicales destinadas a desafiar la supremacía de Honda.

Uno de los experimentos más ambiciosos de la firma japonesa fue el desarrollo de un motor con siete válvulas por cilindro. En un contexto donde la mayoría de los propulsores usaban entre dos y cuatro, esta idea parecía descabellada, pero prometedora. Probarlo valía la pena, más allá de que aún no se sabía el final.

El verdadero impulso para este desarrollo radical llegó, en realidad, en 1979, cuando Honda introdujo su motor de 8 válvulas para la NR500. De hecho, fue el que estableció el regreso de la compañía a la categoría de 500cc en el Gran Premio Mundial de Motociclismo. Con un diseño de cuatro tiempos, pistones ovalados y ocho válvulas por cilindro, pretendía alcanzar cifras asombrosas de rendimiento y batir récords.

Honda tambien innovaba con sus motores

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La idea de Honda que desencadenó la posterior respuesta

Toshimitsu Yoshimura, ingeniero clave en el desarrollo del propulsor de pistón ovalado del NR500, resumió el espíritu de la época al asegurar lo siguiente: «Cuando lo recuerdo, no estoy seguro de si estábamos experimentando con tecnologías de vanguardia o si estábamos obsesionados con ideas tontas».

Lo cierto es que Honda tenía un objetivo claro: competir con la potencia de los motores de dos tiempos que dominaban en ese momento. Para lograrlo, duplicaron el número de válvulas por cilindro para alcanzar las 23000 rpm y 130 CV. Sin embargo, los primeros resultados fueron desalentadores. 

Cabe destacar que el motor apenas alcanzaba los 100 CV y las primeras carreras fueron humillantes para el fabricante. Pese a estos contratiempos, persistió y eventualmente alcanzó sus objetivos. ¿Cómo? logrando su primera victoria en Suzuka en 1981.

Motores de 7 válvulas, la respuesta de Yamaha

Con la presión de la superioridad de Honda, Yamaha decidió contraatacar. Su enfoque fue adoptar motores de cuatro tiempos, pero de una forma más meticulosa y menos precipitada. Por eso optó por uno de siete válvulas por cilindro: cuatro de admisión y tres de escape, algo que ya suena extraño ahora, y mucho más hace 40 años.

Una de las partes del Motor

A diferencia de Honda, esta marca rápidamente descubrió que un propulsor con más de cinco válvulas por cilindro carecía de beneficios significativos en términos de flujo de aire. Además, la complejidad añadida podía más que cualquier otra (posible) ventaja. 

Los números eran contundentes. El motor de Yamaha, con 500cc, cuatro tiempos y 28 válvulas en total, producía 125 CV y giraba a más de 20000 rpm. No obstante, este desarrollo nunca se implementó en competición, por lo que sirvió solo como una prueba experimental y, claro está, no estuvo ni cerca de proporcionar los resultados anhelados en un principio.

Por todo esto, esta historia puede resumirse como el intento de Yamaha de destronar a Honda con un motor de siete válvulas por cilindro. No se consiguió el éxito deseado, pero no por eso esta aventura deja de subrayar la importancia de la innovación y la experimentación en el avance de la mecánica.