Combinan una Honda CRF 450 de motocross con el motor de una Hayabusa: el resultado es único
Un proyecto tan loco como llamativo.
Un YouTuber y piloto llamado Matt Spears decidió combinar una Honda de motocross con el propulsor de una Hayabusa, y el resultado es tan extremo como sorprendente.
El mundo del motocross y del enduro suele estar asociado a ligereza, agilidad y resistencia. Sin embargo, el piloto de enduro Matt Spears desafió todos esos conceptos cuando decidió injertar el motor de una Suzuki Hayabusa dentro del chasis de una Honda CRF 450. Una idea que, para muchos, roza la locura, pero que terminó convirtiéndose en un proyecto único, pero normal dentro de las locuras que realiza el YouTuber en su canal. Sin ir más lejos, hace no mucho revivió una Ducati Paniale V4 y le puso suspensiones y ruedas de motocross.
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Cómo poner el motor de una Hayabusa en una Honda CRF 450
De nuevo con la Honda, CRF, todo comenzó en Utah, cuando Spears intentó escalar el famoso Hell’s Gate con una Hayabusa prácticamente de serie. Nadie esperaba que lo consiguiera en su primer intento, pero su empeño le permitió lograrlo tras varios esfuerzos. Aquella aventura, sin embargo, dejó secuelas: el uso intensivo fuera de carretera y una fuerte caída terminaron por destrozar casi por completo la moto, aunque hubo una pieza clave que sobrevivió: el motor.
Spears y su equipo decidieron averiguarl qué pasaría si ese propulsor se instalaba en una Honda CRF 450 de motocross. El primer desafío fue, sin duda, el peso. El motor de la Hayabusa ronda los 90 kilos, cifra que se acerca al peso total en vacío de una CRF450R 2024. Adaptar semejante bloque en un chasis concebido para un monocilíndrico ligero implicó ajustes mayores, desde el espacio físico hasta la distribución de masas. Matt mostró en video cómo se ingenió para hacerlo encajar, modificando soportes y elementos estructurales con paciencia y creatividad.
Otro obstáculo importante fue la refrigeración. El radiador original de la Hayabusa resultaba demasiado grande e incompatible con la nueva configuración, por lo que optó por una unidad más pequeña, adaptada con los propios accesorios de la Suzuki. También tuvo que resolver la admisión, lo que derivó en la construcción de un sistema específico de caja de aire.
El tanque de combustible fue otro capítulo aparte. El original de la Hayabusa estaba deteriorado, con óxido en su interior, por lo que Spears soldó un tanque mucho más pequeño y rescató la bomba de combustible de la moto de origen. El resultado es un depósito de capacidad reducida, insuficiente para largas distancias considerando el alto consumo del motor. Aun así, en el tipo de uso recreativo que le dará el equipo, el detalle no parece ser un gran inconveniente: las garrafas auxiliares en la camioneta estarán siempre disponibles.
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Claro que no todo se resolvió con soldaduras y creatividad. La baja distancia al suelo se convirtió en una complicación evidente, lo mismo que la cercanía del escape al neumático delantero en compresiones fuertes de la horquilla. Incluso la correcta alineación de la cadena en el piñón generó dudas que solo las pruebas en marcha podrán despejar. Como suele ocurrir en proyectos de este calibre, la verdadera validación llegará recién en el terreno.
Más allá de las dificultades técnicas, lo cierto es que Spears y sus amigos no buscan una moto de producción ni un prototipo de fábrica. El objetivo es disfrutar del proceso, documentar cada avance en video y exprimir al máximo una creación que no tiene comparación. En ese sentido, el resultado ya es un éxito: contenido llamativo para miles de seguidores y, sobre todo, la satisfacción personal de llevar adelante una idea que parecía imposible.