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Curvas con acompañante: seguridad y confort

Al circular con un acompañante, dejamos de ser responsables incluso de nuestra propia integridad (y eventualmente de alguien que cruce por nuestro camino), ya que entra en juego un “tercero” que depende exclusivamente de nuestras acciones durante el pilotaje de la moto. Esto no sólo significa que tenemos que aumentar el margen de seguridad y atención de todo lo que sucede alrededor. También debemos preocuparnos por la acciones de nuestro acompañante porque éstas inciden a la hora de tomar una curva, realizar una frenada o acelerar bruscamente.

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La respuesta brusca al abrir y cortar el acelerador complica el manejo, incluso al contar con el peso extra del pasajero. La solución para evitar los indeseados saltos es mantener cierta tensión en la cadena utilizando el freno trasero (hilando fino, también evita un desgaste prematuro en pastillas y un calentamiento excesivo). Al final de la frenada y antes de entrar a la curva, mantener el pie derecho ligeramente apoyado en el freno trasero en cuanto pasamos por el vértice, permite una relación fluida y sin saltos, logrando jugar con la sensibilidad entre acelerador y freno trasero. En el gráfico tenemos una típica curva larga (unos 180º) a la derecha. Si salimos muy abiertos, podemos ir a parar al carril de contramano, por lo que colocamos un cono marcando el vértice (punto más interno). Después de la frenada (rojo), en cuanto comenzamos a adentrarnos en la curva, mantenemos una ligera presión en el freno trasero. Esto nos permitirá abrir el acelerador un poco antes de lo normal (líneas verdes y rojas), antes de acelerar soltando el freno (línea verde).

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Eventuales correcciones de trayectoria, cortando o abriendo el acelerador, serán suaves y el ritmo será más fluido, más confortable para el acompañante y seguro para ambos.