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¿Cuál elegir? Honda CBR500R vs. Kawasaki Ninja 400

Estas “pequeñas” deportivas fueron desarrolladas pensando principalmente en el público joven, pero esto no quita que sean motos divertidas, efectivas e incluso rápidas en rutas con muchas curvas. Así enfrentamos a la renovada Honda CBR500R con la Kawasaki Ninja 400, la referencia de la categoría tras haber llegado el año pasado.

¿Tenés una Fireblade?, el joven empleado de la estación de servicio me pregunta mientras admira las dos máquinas, pero sobre todo a la Honda color rojo fuego. “No, no, se parece, pero no es una Fireblade”. Honda no ha tenido ningún reparo en mantener el aire de la familia, ya que sin duda la nueva CBR500R se asemeja a su hermana mayor de 1.000 cc. Incluso con una parte delantera casi igual de agresiva con los faros de LED y las entradas a lo Ram-Air. Todo a imagen y semejanza de la superbike.

La Honda anuncia 48 CV. “Justo lo que necesito”, nos dice el empleado. Su mirada se centra en los pequeños apéndices que hay en la parte baja del carenado, algo que quizá no precisa la pequeña “Blade”, pero que le da un aspecto excepcional. Al igual que los cárteres de color bronce y el colín inspirado en el de su hermana mayor. El carenado tiene algunas piezas de plástico que parecen hechas de fibra de carbono. “Tiene una pinta estupenda”, añade el muchacho. Otro detalle que no pasa desapercibido es la línea roja que recorre los cercos de las llantas. En comparación con la Kawasaki, la CBR500R es más aparente, con un basculante bien resuelto, además de una parte delantera y trasera atractiva. Hay que aplaudir el trabajo que el equipo de diseño ha hecho en esta versión 2019.

despiece honda

La Kawasaki Ninja 400 anuncia 45 CV y posee un diseño deportivo y elegante, que por un lado recuerda a la superbike de la marca, la Ninja ZX-10R, y por otro a la todopoderosa H2 R. Aquí el cerco de las llantas, como no podía ser de otra manera, va decorado en color verde. Tampoco faltan los grupos ópticos LED como en la Honda. Así nos aseguramos que no solo vemos, sino que también somos vistos. También como en su compañera de reparto, el chasis es de tubo de acero. En este apartado Honda se decanta por un chasis tipo diamante. En los laterales del carenado de la Ninja se ve un enorme “400” que da a entender que la pequeña Kawasaki no tiene nada que esconder. Con un peso verificado de solo 170 kg con todos los llenos hechos, el dueño de este modelo podrá estar orgulloso de su montura.

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En cambio, la CBR500R pesa 195 kg en las mismas condiciones. Si bien no es pesada, a su lado la Ninja parece casi una moto de 125 cc. Si lo pensamos, hay que decir que una Fireblade SP solo pesa 5 kg más con el doble de cilindros y de cubicaje y cuatro veces más de potencia.

En buena parte de Asia, África y Latinoamérica las motos de 400 y 500 cc son consideradas como grandes. Aunque Honda y Kawasaki son marcas japonesas, las protagonistas de estas páginas proceden de las fábricas que ambas marcas poseen en Tailandia. De todos modos, esto no impide que la calidad de los dos modelos sea más que aceptable. En una parada el piloto de la Ninja comenta: “Esto es pura ligereza, una de las reinas de los pesos pluma”. Todo se hace con agilidad: empujarla en parado, maniobrar a baja velocidad, accionar el embrague.

Al apretar el botón de arranque, en vez de la rumorosidad de un tetracilíndrico como los de la Fireblade o la ZX-10R, lo que se escucha a través del silenciador es el “burbujeo” de unos motores de dos cilindros en línea. El propulsor de la Honda tiene un sonido algo más apagado y saturado. Así estas dos “mini SBK” se pueden pilotar de manera silenciosa y respetuosa con el vecindario, lo que es algo para aplaudir. Los motores empiezan a “gritar” una vez que se aproximan a sus respectivos regímenes máximos de cinco cifras (algo más de 9.000 rpm en la Honda y de 12.000 en la Kawasaki). Al poner rumbo a la autopista, enseguida llega la primera sorpresa de la comparativa: la CBR tiene que “transpirar” para poder seguir a la Ninja. ¿Qué es lo que ocurre?

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La Ninja acelera más y consigue pasar de 0-100 km/h en solo 5 segundos, una cifra similar a la de un coche deportivo. En lo que se refiere a la velocidad máxima también se lleva la mejor parte: 183 km/h frente a los 176 de su rival (todos datos verificados). Esto se consigue con 399 cc y 45 CV frente a 471 cc y 48 CV. Lo normal sería lo contario, que la CBR500R acelere y corra más. Pero debemos recordar un detalle fundamental, la Honda es considerablemente más pesada. En el banco la CBR arroja una potencia de 44 CV, lo que no está mal, solo que el marchoso bicilíndrico en paralelo de la Ninja alcanza los 45 CV. En los valores de recuperación en sexta hay mucha igualdad al principio, pero a medida que la velocidad aumenta, la moto verde comienza a adquirir ventaja, y eso teniendo en cuenta que su desarrollo final es considerablemente más largo.

El motor de la Kawasaki supera con facilidad las 10.000 rpm, aunque a partir de las 9.300 su curva de potencia comienza a decaer, mientras que no pasa mucho en la zona baja del cuentavueltas. Además, la caja de cambios es algo áspera de accionamiento, a lo que hay que añadir el bramido que emana por la admisión cada vez que se exprime al máximo.

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¿Y qué hay de la CBR? A medio régimen su motor empuja con más ganas y gira suave, pero vibra más a alto régimen. El twin de la Honda tiene otro carácter. Además de mayor cilindrada, su carrera es claramente más larga y, por tanto, no gira con la facilidad del propulsor de la Kawasaki. A pesar de ello, hasta más de 8.000 rpm entrega más potencia. En la versión de 2019 se han modificado un poco los árboles de levas y los conductos de admisión para mejorar el rendimiento y conseguir el máximo aprovechamiento de la mezcla de aire y nafta. Además, se han puesto al día los colectores con la intención de aumentar los valores de par a bajo y medio régimen. De hecho el bicilíndrico en línea de la CBR se muestra elástico y redondo, aunque la palanca del cambio tiene un recorrido algo más largo.

La Ninja posee un frontal más ancho que protege mejor de las inclemencias climáticas. En días fríos el piloto de la Honda necesitará abrigarse mejor el cuello, ya que tiene una pantalla más estrecha y baja. De todas maneras las perturbaciones aerodinámicas no van mucho más allá y ambas motos se muestran estables en línea recta.

En la rueda delantera las dos tienen un disco de freno lobulado con pinza de dos pistones paralelos de Nissin. La Honda se detiene sin tener que hacer mucha fuerza en la palanca aunque el tacto es algo esponjoso. Al principio la frenada no transmite mucho, pero luego permite frenadas enérgicas. De todas maneras, en este apartado la Kawasaki queda por delante, ya que el freno muerde más y es más dosificable, pese a que el ABS entra de manera un poco más intrusiva.

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Cuanto más curvas haya en la carretera y más cerradas sean, más brilla la Kawasaki, que es una auténtica moto deportiva. La Ninja 400 ofrece una gran maniobrabilidad junto con una dirección muy precisa. Lo que supone una combinación fantástica. ¡La moto verde hace gala de una agilidad que llega a enamorar!

La Kawasaki toma una curva, se inclina y mantiene la trazada de forma estable, yendo como una flecha hacia donde el piloto dirija su mirada. Lo que en parte se debe al poco avance (92 mm), junto con una distancia entre ejes ultracompacta (1.370 mm) y una horquilla bastante radical. Por otro lado, la agilidad se beneficia de unos neumáticos estrechos, adelante monta 110 mm (en vez de 120) y atrás 150 (y no 160). En esta categoría no se necesitan grandes neumáticos.

A este buen hacer contribuyen los Dunlop GPR300 mientras que los Dunlop D222 de la Honda parecen algo más duros. La Ninja es una moto compacta a la que el piloto se acopla sin dificultad, aunque a los pilotos de mayor altura no les importaría que sus estribos estuviesen algo más bajos y atrasados. A pesar de los elevados semimanillares transmite mucha información sobre lo que ocurre en la rueda delantera.

El embrague antibloqueo permite reducir con rapidez una o dos marchas antes de un viraje sin que la parte trasera se descomponga, una característica que también se encuentra en la CBR de 2019. Además, en la Honda los semimanillares van colocados más abajo y ayudan a tener más tacto sobre lo que ocurre en la parte delantera. En definitiva, la CBR500R, como suele ser habitual en la marca, ofrece una ergonomía que se adapta a altos y bajos, gordos y flacos. Pese a ser un modelo deportivo no renuncia a la comodidad, aunque no es tan ágil como la Kawasaki. La manejabilidad es algo más precaria y no alcanza la precisión de la Ninja 400. Hace falta ejercer fuerza para que la CBR gire y de vez en cuando habrá que corregir un poco con la dirección, aunque sigue siendo una moto fácil de pilotar.

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En el lado positivo hay que recalcar que las suspensiones de la Honda son más cómodas, mientras que la Kawasaki se muestra más “seca” cuando se rueda por asfalto irregular. Solo en la CBR se puede regular tanto la precarga de la horquilla como la palanca de freno. Si uno quiere llevar de paseo a su media naranja, el asiento trasero de la Honda es más apropiado para el pasajero y además cuenta con asas. Por otro lado, la Ninja cuenta con unos prácticos ganchos debajo de la zona del acompañante, por lo que bastarán unos pulpos o una red para poder transportar bultos de cierto tamaño.

CONCLUSIÓN

1º Kawasaki

2ª Honda

El motor de la Ninja 400 es un «molinillo» y rinde a un mayor nivel. Además, su parte ciclo se muestra más «sólida» y frena mejor, lo que le permite brillar a gran altura en conducción deportiva. Su elevada agilidad va unida a una gran precisión de dirección e invita a pensar en el circuito más cercano. Por su lado, la CBR500R posee un propulsor fantástico y muy agradable, y está muy bien resuelta en líneas generales. Si bien es algo pesada para su categoría, convence por su capacidad en el uso diario y por su acertada ergonomía. También cuenta con una estampa de moto mayor y su estética es más llamativa.