De una simple Honda de 125 cc a deportiva con motor de Ducati: la moto que terminó muy mal

En el mundo de la customización de motos, hay quienes llevan su pasión al extremo y transforman lo aparentemente imposible en realidad. Esta es la historia de una pequeña Honda Grom, conocida en algunos mercados como MSX 125, que fue convertida en una superbike de 200 CV gracias al motor de una Ducati Panigale 1199 R. 

Sin embargo, esta increíble hazaña no tuvo el final feliz que muchos esperaban. Decir esto último pone en evidencia que el cambio en la motocicleta de Honda trascendió el motor y su rendimiento. En lo que buscaba ser una transformación extrema, los resultados fueron muy negativos.

El proyecto para llevar la Honda Grom a una deportiva, en detalle

El artífice de esta obra fue Mario Kleff, un arquitecto alemán con una afición desbordante por las motos. No era la primera vez que se aventuraba en el mundo de las transformaciones extremas. Previamente, había logrado encajar un motor V2 en una Vespa y demostraba en más de una ocasión que, para él, no existían límites en este sentido.

El proyecto con la Honda Grom de 125 cc comenzó en 2016, cuando Kleff decidió que este vehículo diseñado originalmente para ser ágil y divertido con su propulsor de 125 cc y 9 CV, debía recibir una transformación radical. La idea era equiparla con el poderoso V2 de una Ducati Panigale 1199 R, una superbike de renombre mundial.

Para llevar a cabo esta ambiciosa modificación, el alemán tuvo que rediseñar la moto por completo. El chasis original fue sustituido por uno nuevo multitubular estilo front frame. Allí, el propulsor de la Panigale no sólo actuaba como tal, sino también como un componente estructural del bastidor.

Desarrollo de la transformación y resultado final

La complejidad del proyecto era asombrosa. Para acomodar el motor de gran tamaño, Kleff debió instalar el radiador debajo del asiento, modificar las punteras de la horquilla y añadir frenos radiales Brembo, además de montar un par de frenos de disco delanteros en la pequeña llanta de 12 pulgadas. Todo esto con el objetivo de crear una máquina que, con tan solo 100 kilos de peso, podía desarrollar 200 CV.

El resultado final fue una bestia impresionante; un vehículo de dos ruedas que, a pesar de su tamaño compacto, estaba preparado para competir con las superbikes más poderosas del mundo. Sin embargo, y dado que la cuestión trascendía el propulsor y las prestaciones, la alegría duró poco, ya que la historia terminó mal.

Durante una de las primeras pruebas dinámicas, una fuga de combustible provocó un incendio que consumió la totalidad de la moto de Honda. Este trágico desenlace puso fin a la vida de una máquina única, que había nacido de la combinación de la creatividad y la osadía, pero que no sobrevivió a las exigencias de su propia potencia.

Así y todo, Mario Kleff no se dio por vencido. Aunque hasta la fecha no se ha materializado una nueva versión de este modelo, muchos seguidores del mundo de la customización esperan ansiosamente su renacimiento. El tiempo dirá si se concreta, o no.