Disfrazada de una de las Honda más icónicas, esta moto esconde un detalle único
Parece una Honda mítica, pero es mucho más que eso gracias a un motor más potente y otros detalles. Cuánto rinde y más.
Proyectos hay miles y muchos sorprenden para bien por su nivel de detalle y fidelidad a los modelos del pasado, y hay otros que van un paso más allá dado que fusionan lo mejor de distintas máquinas para conformar algo único. Es el caso de esta Honda, que a primera vista podría confundirse con una legendaria NSR500 de Gran Premio, pero esconde en su interior el motor de una CBR900RR Fireblade.
Si el hecho de ser una Honda ya le proporcionaba un alto valor, este detalle distintivo, sumado a la mejora que eso implica, la convierte en única y muy deseada. Además, supera las expectativas de cualquiera.
¿Una ilusión perfecta?
Desde cualquier ángulo, esta moto podría hacerte creer que estás frente a una de las máquinas de carreras más icónicas de la firma japonesa. Su carenado en colores de competición, la postura agresiva y el diseño aerodinámico evocan la esencia de la NSR500 que dominó el Mundial de 500cc.
Sin embargo, bajo esa apariencia de pura sangre de circuito, se esconde un propulsor de cuatro tiempos y 900 cc proveniente de la mítica Honda Fireblade. Es decir, esta motocicleta va más allá de lo que se aprecia a simple vista, razón por la que genera un impacto tan positivo.
Como si fuera poco, y a diferencia de otras preparaciones que se limitan a un carenado sobrepuesto, cada componente en esta transformación fue cuidadosamente adaptado para que la moto no solo luzca como una NSR500, sino que además transmita una sensación de conducción lo más fiel posible al modelo de Gran Premio. Desde el pulido manual del chasis hasta la reubicación de la electrónica y los reposapiés ajustados. Ningún detalle (incluso los menos relevantes) son casuales.
En línea con esto, es muy llamativo el sistema de escape doble de este modelo que emerge por la parte trasera del colín y tiene como objetivo replicar la configuración de la NSR500 original. Se trata de un toque que aporta una estética diferente y que, a su vez, refuerza la ilusión de estar ante una moto de competición pura.
Cambios mecánicos clave
El apartado mecánico también recibió mejoras sustanciales. La horquilla invertida regulable y los frenos radiales Brembo sirven para una respuesta más precisa, lo que al mismo tiempo incrementa el nivel de seguridad. Asimismo, el amortiguador trasero de alto rendimiento optimiza la estabilidad en curvas y rectas.
Cada modificación eleva el comportamiento dinámico de esta Honda por encima del de la CBR900RR original, lo que da lugar también a una experiencia de conducción única.
Cabe destacar que, si bien no cuenta con el motor de dos tiempos típico de la Honda NSR500, el de la Fireblade le brinda una potencia constante y una fiabilidad inigualable. A modo de resumen, no se trata de una simple imitación, sino más bien de una reinterpretación moderna de una de las motos más emblemáticas de esta compañía. Rendimiento de una superbike de calle con el diseño de una campeona. Eso es.