El MotoGP regresa al Circuit de Barcelona, un escenario dominado solamente por dos leyendas
El MotoGP retoma la acción en el circuito de Montmeló, un trazado que se caracteriza por ser poco amable con los pilotos. A continuación, los detalles .
El MotoGP regresa este fin de semana al Circuit de Barcelona-Catalunya, en Montmeló, para disputar la fecha 15 del actual campeonato. Se trata de un escenario con fama de pista exigente que, en tres décadas de historia solo dos nombres lograron domarlo de verdad: Valentino Rossi y Jorge Lorenzo.
Estos referentes de la categoría reina son, hasta el momento, los más ganadores en un trazado que se resiste a ser territorio de cualquiera. Desde 1992, albergó 34 grandes premios y nunca faltó a ninguna temporada en el calendario del campeonato del mundo.
De sueño olímpico a templo de MotoGP
Creado a fines de los años 80, el circuito nació como parte del impulso olímpico que transformó a Barcelona en escaparate mundial en 1992. Bajo la visión del RACC y de Carmelo Ezpeleta, entonces su primer director, Montmeló se convirtió rápidamente en una catedral del motor.
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Desde aquella primera carrera, el GP de Europa de 1992, su asfalto ya dejó claro que aquí nada sería sencillo. Wayne Rainey inauguró el palmarés, seguido por Luca Cadalora, Álex Crivillé y Carlos Checa, en una lista que comenzó a escribir la leyenda de una pista implacable.
Rossi y su romance eterno con Montmeló
Valentino Rossi encontró en Barcelona mucho más que un circuito: halló un escenario donde su talento brillaba con luz propia. Desde su triunfo con Honda en 2001 hasta su última victoria en 2016 con Yamaha, «Il Dottore» acumuló siete victorias en MotoGP y diez en total, un récord absoluto.
Los duelos del italiano, como el que protagonizó en 2009 frente a Lorenzo, forman parte del imaginario colectivo del campeonato. Capaz de ganar con dos marcas distintas, Rossi convirtió Montmeló en su segunda casa, en el escenario de sus gestas más memorables.
Lorenzo, la precisión que doblegó a la pista
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Si Rossi convirtió la pista catalana en un romance, Jorge Lorenzo la transformó en su laboratorio de perfección. Ganó por primera vez en 2010, el año de su coronación, y repitió en 2012, 2013 y 2015. Su estilo quirúrgico, de trazadas limpias y ritmo inquebrantable, parecía hecho a medida para el trazado de Montmeló.
Incluso con Ducati volvió a lo más alto en 2018, demostrando que su conexión con Barcelona trascendía colores y marcas en MotoGP. En la batalla interna con Rossi, el mallorquín escribió capítulos de una rivalidad que elevó aún más el mito de este circuito.
Una pista de vencedores efímeros
Más allá de Rossi y Lorenzo, Montmeló se comporta como un escenario impredecible. Doohan, Crivillé, Stoner, Márquez o Quartararo lograron victorias, pero sin continuidad.
La lista de campeones es larga, pero los dominadores son pocos en este trazado de MotoGP. En los tiempos actuales, Francesco Bagnaia fue el encargado de romper la racha al marcar un doblete en 2024, mientras que Fabio Quartararo dejó su huella en 2020 y 2022. Sin embargo, ninguno pudo conseguir aún adueñarse del trazado como lo hicieron los dos campeones que lo convirtieron en su terreno privado.
El Circuit de Barcelona-Catalunya es un escenario donde se mide la grandeza de los pilotos. Un lugar que no perdona errores, que multiplica la presión y que reparte la gloria con cuentagotas. Rossi y Lorenzo encontraron la llave de un trazado indomable y convirtieron Montmeló en parte de su legado. Para el resto, la pista sigue siendo un desafío pendiente, un examen que pocos aprueban y que este fin de semana volverá a exigir lo mejor de cada campeón.
En otras palabras, con 34 grandes premios disputados desde 1992, el Circuit de Barcelona sigue siendo una de las pistas más exigentes del calendario. Técnica, con poco agarre y con una historia que mezcla mitos y sorpresas, se convirtieron en un terreno donde solo los más consistentes logran marcar época. Estas leyendas de MotoGP lo hicieron, y su legado permanece como referencia para los que intentan escribir su nombre en la pista catalana.