La GX-1 resulta una moto sorprendente, que merece la pena probar. Es diferente a todo, y muy divertida. Lo primero que llama la atención es la altura del asiento cual es mullido y cómodo.

Es una moto estrecha. La posición de conducción es bastante natural y turística. Los pedalines van centrados y estan cubiertos de goma para mitigar las posibles vibraciones del monocilíndrico. El manillar está en una posición correcta. No es, además, ni demasiado ancho ni demasiado estrecho.

Es corta entre ejes y, al equipar llantas de 12 pulgadas, es fácil que se muestre algo nerviosa cuando doblas e intentas corregir de golpe o agarras un pozo, pero en fín esa facilidad para maniobrar es lo que la hace más divertida. Un detalle es que al acostarla, es probable tocar con las estriberas el piso, ya que están algo bajas al ir centradas.

En lo que respecta al depósito de combustible, alberga 13 litros de capacidad con tapa de reabastecimiento de diseño rasante, con bisagra y cerradura, otorgando una gran autonomía.

Cuenta con reposapiés para un segundo pasajero, aunque no sobrará nada si los que van encima son dos adultos.

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Esta entrada ha sido publicada el 15 octubre, 2019 15:54