Rendimiento

Aunque en el banco de potencia existen diferencias apreciables y en la práctica también, a la hora de salir en grupo a carretera son perfectas compañeras de viaje. Si es cierto que la Kawasaki es la que marca el ritmo con mayor facilidad y la Yamaha debe rendir al máximo para mantener la estela de sus rivales. En cuanto a potencia máxima, Honda, Kawasaki y KTM están tremendamente igualadas, rondado los 45 CV en los tres casos. Sin embargo, la Z400 estira considerablemente más, llegando, como la MT-03, hasta casi las 12.000 rpm de régimen máximo. Ojo que, la CB500F ofrece todo antes de las 9.000 rpm, desmarcándose con mucha claridad en la gráfica de par. En el caso de la 390 Duke sorprenden sus cerca de 9.800 rpm de régimen máximo para tratarse de un modelo monocilíndrico. Con las cosas así en el banco y con una gran igualdad en la relación peso/potencia entre la Kawa y la KTM por un lado, y con la Honda y la Yamaha por otro, al acelerar desde salida en parado la Z400 es la que mejor lo hace, siendo la única que consigue bajar de los 6 segundos en los 0-100 km/h, aunque seguida muy de cerca por la 390 Duke, que ya necesita 6,1 segundos para alcanzar los 100 km/h. Al recuperar desde 60 km/h en sexta también es la Kawasaki la que “se lleva las palmas”, y en este caso con una diferencia clara a pesar de que su desarrollo máximo es el más largo, aproximándose a los 200 km/h. Atendiendo a los consumos medios obtenidos durante esta prueba, sorprenden los 4 litros/100 km de la CB500F, que se traducen en una autonomía superior a los 400 km. Como ya has podido leer al principio, ninguna de las cuatro es “glotona”, como demuestra el consumo medio que ronda los 4,6 litros/100 km en los otros tres casos. Sin embargo, la capacidad de los depósitos de las Z400 y MT-03 hace que superen por poco los 300 km de autonomía y la de la 390 Duke hace que se quede en 260 km.

En curvas

Como se puede adivinar, estas motos se disfrutan más cuanto más retorcidas y menos rápidas son las carreteras. Todas son efectivas y divertidas, siempre teniendo en cuenta que montan componentes relativamente simples de acuerdo al tipo de motos que son y a sus respectivos precios de venta. La Kawasaki se beneficia del factor novedad y de la experiencia adquirida por Kawasaki con la Ninja 400 llegada el año pasado. Su motor es el más “rabioso”. Además, su conjunto se siente muy sólido y mantiene con mucha precisión las trayectorias. También cuenta con un equipo de frenos con mordiente y una horquilla con una buena resistencia al hundimiento en frenadas enérgicas. Como la Honda, equipa un neumático delantero de 120 mm de anchura, un aspecto que aporta más confianza al conducir con agresividad y realizar apoyos fuertes entrando en curva. La KTM también transmite buenas sensaciones al conducirla de manera deportiva. Su tren delantero dotado de horquilla invertida con barras de 43 mm, y pinza de freno de anclaje radial, es el más robusto de esta comparativa, aunque también requiere un pequeño periodo de adaptación, porque el tacto del freno anterior es más directo, los recorridos de las suspensiones son más largos y hay que pilotarla adoptando una posición más “al ataque”. Una prueba de su particular estilo es su ABS que, además de modo Road, se puede regular en modo Supermoto que permite ciertos bloqueos del neumático trasero al frenar con el pedal. En el caso de la Honda, las sensaciones que transmite no son tan deportivas. Sin embargo, el conjunto es equilibrado y su mayor amplitud facilita los movimientos a pilotos un poco altos. Se echa de menos un poco más de mordiente en el freno delantero en frenadas muy enérgicas, pero en general no hay grandes diferencias con respecto a sus rivales de estas páginas. La Yamaha es también divertida y rápida de reacciones, pero su tren delantero es el más discreto de los cuatro, con una horquilla que tarda un poco más de lo deseado en recuperarse de fuertes hundimientos y que no lee la carretera demasiado bien en esos momentos.

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Esta entrada ha sido publicada el 15 diciembre, 2019 18:00