A las autoridades (todas): no saben cuánto nos gustaría tener que dejar de escribir este tipo de notas. No somos amarillistas ni medimos el índice de clic por líneas como estas. Primero que cualquier cosa (incluso mucho antes que ser periodistas) somos moteros. Es decir: también podemos ser víctimas de un episodio como los (“los”, no “el”) que sucedieron este fin de semana, otra vez, en las rutas al norte y al sur; en las afueras del Conurbano Bonaerense.

Es la tercera vez que hacemos mención a estos hechos. Por lo tanto ya es hora de que dejen de hacerse los desentendidos. En un medio serio, como consideramos que somos, jamás utilizaríamos la palabra boludos. Y les hablamos a todos los eslabones de la cadena de mando: políticos, jueces y fiscales y policías.

¿Qué pasó el fin de semana?

Pasamos a contarles, porque tal vez lo necesiten. La realidad es que desconocemos si ustedes andan en moto o si alguna vez fueron víctimas de un episodio de inseguridad. Tal vez vivan en otro mundo. No lo sabemos.

El último fin de semana (22 y 23 de octubre de 2022), un hombre salió con su motocicleta en caravana (una de las medidas que supuestamente sirven para evitar robos) junto a dos amigos que viajaban en sus respectivas. El destino elegido fue San Antonio de Areco, un clásico entre los amantes de las dos ruedas. En un modus operandi que explicamos hasta el hartazgo, dos delincuentes (pueden ser más) en motos de alta cilindrada lo alcanzan, sacan un arma y lo amenazan hasta hacerlo parar.

Allí uno de los pasajeros de una de las motos se baja y se lleva el vehículo de la víctima, a la que suelen rematar con un tiro en la pierna (en el mejor de los casos) para que no pueda desplazarse en busca de ayuda. Esto, como les decimos, ya lo contamos, señoras y señores encargados de nuestra seguridad. Sucede que es probable que no nos hayan leído. De lo contrario, ¿cómo se explica que no pongan dos patrulleros recorriendo las zonas críticas haciendo tramos de ida y vuelta? Es una solución, ¿no?

Y si se nos ocurre a nosotros, les preguntamos con respeto: ¿es tan difícil de aplicar? Al parecer sí. La “suerte” que tuvo el conductor protagonista de este hecho fue haberse caído. La moto terminó con destrucción total (ya no servía); él en una clínica (afortunadamente fuera de peligro). Los delincuentes escaparon. ¡Qué mediocridad hablar de desgracias con suerte!

El otro intento: disparo con arma de fuego

El otro hecho que ocurrió durante el mismo fin de semana, señoras y señores funcionarios, tuvo lugar camino a Cañuelas, uno de los lugares favoritos de ataque de estas lacras. Dos Ducati Multistrada (de las más potentes de la marca italiana) acorralaron y dispararon (sí, dispararon) en pleno camino a un usuario de una Kawasaki Ninja H2, otra moto potentísima cuyo conductor logró escapar (y evadir el disparo) a 270 kilómetros por hora. ¿Imaginan, señoras y señores funcionarios, el peligro que significó tener que utilizar un recurso potencialmente mortal, en una ruta transitada, para salvar su vida? Es una paradoja, ¿no? Suena irreal, pero no mentimos. De hecho, acá les dejamos el video:

Eso de mentir se lo dejamos a ustedes, que parecen ser especialistas. Y mientras libran sus guerras estúpidas de militancia y poder, en el medio suceden cosas reales. Tan reales como los grupos de Facebook que venden nuestras motos robadas: ¿no los conocen? Son éstos: Motos Talle M, Motos Crudas, etc. ¿No se puede actuar de oficio? Miren que entendemos los procesos judiciales, los tiempos, la falta de presupuesto de la policía, etc. No tenemos el cinismo de un funcionario. O de un funcionario promedio (excluyamos a los honestos que parecen minoría).

Los delincuentes roban motos; no son víctimas sociales

Esto no es un llanto de usuarios de alta cilindrada (motos caras, para que ustedes lo entiendan mejor, señoras y señores de la función pública). Los viajes en ruta son de todos. Deberían ver la alegría de los entusiastas que encaran grandes travesías con motos chinas de poca potencia, esas de las que tanto se jactan ustedes cuando hablan de consumo y acceso a ciertos bienes. Lo cierto es que después de eso, ustedes no protegen a los compradores como deben. Y lo saben muy bien.

Para los delincuentes dejamos un párrafo aparte. Desconocemos cómo los juzga individualmente cada uno de ustedes. Lo que sí sabemos es que no son víctimas de la sociedad ni personas sin posibilidades a las que hay que entender. Mucho menos gente buena que equivocó el camino. Les cabe el calificativo de la primera oración: delincuentes. Delincuentes que tienen la suficiente idoneidad para conducir motos de mucha potencia. Delincuentes que inventan un plan perfecto para la sustracción de vehículos.

Delincuentes que, como parte de ese plan, disparan sin piedad a la víctima. Delincuentes que parecen sentarse en la misma mesa que ustedes, señoras y señores de la función pública. ¿No es así? Demuéstrenlo de una vez por todas, y permitan que la gente pueda, aunque sea, disfrutar de su tiempo ocioso sin sentir que vive en un país insoportable.

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Esta entrada ha sido publicada el 25 octubre, 2022 12:24