Difícilmente alguien pueda tildar de incómoda a la Twister 125, ya que su arquitectura básica está muy bien resuelta ofreciendo una postura descansada casi para cualquier talla de piloto. Ya mencioné lo relacionado al asiento y pedalines, restando en el tridente hacer notar una acusada curvatura del angosto manillar que recibirá de manera natural y relajada nuestros brazos.

Frente a nosotros dos cuadrantes pentagonales encierran al velocímetro (con solo odómetro total) y al tacómetro que incluye un bienvenido indicador de nivel de combustible. Entre ellos se puede observar un panel en forma de T (¿será casualidad o será por Twister?) que aglutina los testigos luminosos, entre ellos los que se iluminan del 1 al 4 para indicarnos en qué marcha venimos. Bastante completito por tratarse de un modelo económico. Buen funcionamiento de los comandos en las piñas, pero de percepción “low cost”, siendo el corte de encendido y el gatillo de passing la cuenta pendiente en este apartado. Nada para criticarle a los espejos, ya que son fáciles de regular y de visión aceptable. No quiero olvidarme de resaltar la presencia de serie del caballete central dejando en el debe el corte de encendido al desplegar el pie lateral con una marcha engranada.

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Adelante equipa una horquilla telescópica convencional de 116 mm de recorrido mientras que el eje posterior trabaja sobre un basculante construido en acero de sección cuadrada asistido por un juego de amortiguadores (con regulación de precarga en sus resortes) con 92 mm de recorrido. La frenada recibió un salto cualitativo respecto de la CB1 con la incorporación del disco delantero, sin dudas un equipamiento que se agradece y que la transforma en una moto más segura. Disco perforado de 240 mm con pinza de doble pistón es acompañado por el tambor de expansión interna de 130 mm del eje trasero. Una lástima que el desempeño dinámico de la CB125F se vea tan empañado por los neumáticos marca Cordial que Honda eligió para montarle, un aspecto a rever ya que afecta directamente a la seguridad tanto en piso seco y más aún sobre mojado.

Y acá es donde se termina lo deportivo para darle paso al conocido, económico y confiable monocilíndrico de 124,8 cc, con carburador, 2 válvulas, OHC y refrigeración por aire. No le importa si está frío o caliente, el arranque pulsando el botón o mediante la patada es sumamente rápido para desencadenar en un ralentí en donde apenas se percibe el motor en funcionamiento.

Como no había tenido la oportunidad de probar la CB1, no conocía de primera mano el funcionamiento de este motor y debo reconocer que quedé encantado por su serenidad y baja rumorosidad. Austeros 10,6 CV a 7.750 rpm y un par de 10,2 Nm a 6.250 rpm son las cifras que pudimos averiguar de este “mono”. Para movernos ágilmente debemos llevarlo enroscadito y más teniendo en cuenta el relacionado largo de su caja de 4 marchas que lo hace caer bastante en vueltas entre cambio y cambio. Hablando de la caja, el comando es preciso y suave, pero de recorrido algo largo.

Forzando la máquina podemos lograr una velocidad punta que ronda los 95 km/h, más que suficiente si no perdemos el foco de que se trata de una moto netamente urbana. Por regla, el consumo debe ser un aliado en toda moto que se precie de utilitaria y es allí donde esta 125 no defrauda. En promedio pudimos relevar unos 2,5 litros para recorrer el centenar de kilómetros, pero somos conscientes de que es un registro aun mejorable con un manejo más relajado.

Transitar la ciudad a bordo de laTwister 125 es un verdadero trámite con o sin acompañante. El seteo de sus suspensiones y su rodado de 18” son dos características fundamentales de su desempeño, siendo justamente estas la que la harán flaquear (con los vientos laterales, por ejemplo) en vías rápidas y con el puño derecho a tope. Con solo 117 kg de peso en orden de marcha y un radio de giro que, literalmente, la hace girar en una baldosa, es muy fácil inmiscuirse entre el tráfico colapsado en hora pico.

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