Márquez arrancó con el pulgar derecho

Cinco minutos para clasificar y después la carrera a seis vueltas. El programa se comprimió en menos de 30 pero mantuvo en alto la expectativa hasta la caída de la bandera a cuadros. Tal como sucede en la vida real, Fabio Quartararo (Yamaha) metió una vuelta increíble al circuito de Mugello para quedarse con la pole, por delante de Francesco Bagnaia (Ducati) y Maverick Viñales (Yamaha). Los hermanos Márquez, hicieron un 4-5 en la previa con Alex por delante del campeón del mundo sobre las Honda con los colores oficiales.

Cuando se apagó el semáforo, Alex Márquez saltó como poseído hacia la primera línea y tras un frenaje muy apretado en la curva de San Donato, inició el primer viraje en punta. Por detrás, Quartararo cometió el mismo error que en Silverstone del año pasado y se fue al piso al perder adherencia su moto, arrastrando a algún otro competidor hacia la cama de leca. Desde allí, el francés inició una furiosa remontada (virtualmente es mucho más fácil) y cuando alcanzó al pelotón volvió a equivocarse en el ingreso a Scarperia y produjo un ‘strike’ que terminó de definir cómo sería la carrera.

Adelante, Alex Márquez se bancó la presión que intentó ponerle “Pecco” Bagnaia y se limitó a marchar por sobre la franja gris, con prolijidad, y así ganar la primera carrera virtual de la historia. ¡Qué manera de debutar en MotoGP!

El resto de los competidores, indefectiblemente tuvo una o más caídas, y de esa manera fue conformándose el clasificador final. Por detrás de Márquez y Bagnaia, llegó Maverick Viñales (autor de una pasada formidable a Marc Márquez en plena recta), para completar el podio digital. Más atrás, arribaron: Quartararo, Marc Márquez, Alex Rins (por un momento, sus perros invadieron la telecámara y quisieron alguna caricia de su amo), Joan Mir (con la otra Suzuki), las KTM de Miguel Oliveira e Iker Lecouna, y Aleix Espargaró con Aprilia cerrando el lote teniendo como espectadores directos a su esposa e hijas gemelas.

Una buena experiencia, con mucha emoción, adrenalina, excelentes maniobras a nivel virtual, y la confirmación de que esta generación de MotoGP no solo tiene habilidades arriba de la moto real. Su espíritu competitivo los lleva más allá.