El asiento de dos piezas es cómodo tanto por el tamaño como por el mullidoy permitirá que piloto y pasajero pasen largas horas sobre la moto sin acusar cansancio. Los pedalines del piloto están correctamente ubicados y son de buen tamaño, además, cuentan con superficie de goma extraíble. En cambio, los del pasajero tienen dimensiones de naked que de una touring, aunque su ubicación no es conflictiva y poseen goma. Proliferación de caños de acero para la parrilla trasera, que se extiende hacia adelante para oficiar de asas de sujeción. Tanto top case como valijones laterales están montados sobre soportes realizados en tubos de acero y no hay anclajes rápidos integrados al diseño de la moto.

La capacidad de carga está ampliamente cubierta por el juego de valijas laterales y el baúl, con la calidad que asegura una marca como Shad. El faro trasero es full led, redondeando en el apartado lumínico un conjunto de gran desempeño que brinda mucha seguridad para circular en cualquier circunstancia. Bien a la italiana, chasis multitubular de acero al igual que el basculante. Escape de ubicación central y salida lateral con embellecedor de aluminio pulido.

Montarse a la TRK no será mayormente un problema, ya que sus 815 mm la hacen muy accesible para cualquier talla de piloto. Solo, lógicamente, se dificultará algo la tarea si lleva montando el juego de valijas y baúl. Cómoda es el calificativo para referirnos a la posición de conducción con un combo único: contenida altura asiento-suelo que permitirá pisar fácilmente, correcta ubicación de pedalines, ergonomía del tanque y la poco común posición elevada (aunque cómoda) del manillar. Manillar de diámetro variable que, dicho sea de paso, personalmente me hubiese gustado un poco más ancho.

Los comandos en las piñas son correctos, pero sin descollar. Se destaca el pulsador de desconexión total del ABS, muy útil sobre todo en la versión enduro con llanta de radios y cubierta delantera de 19” que no sabemos cuándo arribará por estas pampas. El tablero es mixto con toda la info necesaria y al cual solo le podremos achacar los caracteres un poco pequeños y algunos reflejos del sol que impiden su correcta visualización. Marcador analógico a la izquierda para el tacómetro complementado por un display con la siguiente data: velocidad, marcha engranada, nivel de combustible, temperatura de refrigerante y odómetro total y parcial. Enmarcando dicho display, los clásicos testigos luminosos. También dispone de una toma de 12v con la cual podremos cargar un GPS que se puede acoplar fácil y convenientemente a la estructura del parabrisas. Se agradecen los amplios cubremanos, incluidos de serie; no así la ausencia de caballete central, elemento importante en este tipo de motos. Los espejos, aunque algo pequeños, se pueden regular rápidamente y ofrecen una visión decente.

El twin en paralelo de medio litro es toda una novedad de la marca. La ficha declara 499,6 cc, 4 válvulas por cilindro con doble árbol de levas a la cabeza, inyección electrónica Delphi MT05 y refrigeración por agua. Se trata de un impulsor de buena respuesta a bajo y medio régimen, mostrándose algo perezoso en lo alto del cuentavueltas. Así podemos verificarlo con el dato de torque, con 45 Nm a solo 4.500 rpm. Es justamente en los altos regímenes donde manifiesta las vibraciones y rumorosidad más acusadas.

Los 48 CV que eroga son justitos, pero suficientes para las intenciones turísticas del modelo. Si bien no la convierten en la más potente, hacen de ella una moto dócil y muy agradable de conducir hasta para los pilotos más novatos. Las 6 velocidades de la caja se comandan mediante una palanca precisa, pero algo larga (resultará cómoda si llevamos botas) y un embrague de suave accionamiento. Datos como velocidad final y consumo no los pudimos obtener de primera mano ya que se trató solo de un contacto, pero a priori sí podemos asegurar velocidades crucero holgadas (incluso con pasajero y equipaje) y la mencionada autonomía.

La horquilla delantera es a lo que Benelli nos tiene bien acostumbrados: una robusta y sobredimensionada invertida con barras de 50 mm de diámetro y 145 mm de recorrido, pero que no dispone de ningún tipo de regulación posible. De mantener la rueda trasera apoyada en el asfalto se encarga un monoshock con regulación de precarga del resorte y 145 mm de recorrido. Sus tarados apuestan más por la comodidad que por la deportividad. Sin embargo, si conducimos sin excesiva agresividad y con la necesaria anticipación, el grado de efectividad nos sorprenderá gratamente e incluso podremos divertirnos confiando en el buen agarre de los cauchos Pirelli Angel (de neto corte asfáltico) en medida 120/70 17” adelante y 160/60 17” atrás. Los 235 kg en orden de marcha no son pocos y se notan a la hora de los cambios de dirección y en las maniobras a baja velocidad. No obstante, cuenta con un generoso radio de giro que simplifica las tareas en espacios reducidos.

Otro sello de la marca es la ostentación en el equipo de frenos. Anclaje radial para las pinzas de cuatro pistones con discos de 320 mm adelante y de doble pistón con disco de 260 mm atrás; todo bajo la atenta supervisión del ABS Bosch de serie. Con semejante dotación, poco más que decir. Muy buen desempeño en ambos ejes, y fácil dosificación con gran poder y mordiente.