Se trata de una moto muy compacta, lo que supone una ventaja para los de hasta 1,75 mts, resultando algo pequeña para los más altos. Los 900 mm que declara la ficha para la altura asiento-suelo realmente parecen mucho menos. El cuadro de instrumentos ofrece toda la data necesaria, pero peca de pequeño. Dividido en tres cuadrantes, a la izquierda tenemos un tacómetro analógico, en el centro el indicador de marcha engranada junto a los testigos luminosos de neutro y luz alta/cruce, y a la derecha se halla un display con velocidad, nivel de combustible, reloj horario y odómetro total y parcial.

Manillar ancho y de diámetro variable con puños de buen grip. Los comandos en las piñas presentan agradable tacto y correcto funcionamiento, solo adeudando el tirador del cebador (que se acciona mediante una leva directamente en el carburador). Espejos también algo pequeños, pero que permiten una visión decente. La ergonomía de la 2.0 es la esperada en cualquier on-off, con la espalda erguida, posición bien adelantada y cerquita del manillar; una postura descansada y apta para el día a día que solo se verá empañada por la falta de mullido del asiento.

El “mono” en cuestión cubica 199 cc, con arranque eléctrico o por patada y refrigerado con la ayuda de un radiador de aceite. Los 15,4 CV no lo convierten en el más potente, pero puede presumir de una serenidad poco común en monocilíndricos del mismo origen. Las contenidas vibraciones a cualquier régimen hablan de un conjunto correctamente compensado y balanceado. La entrega de potencia es progresiva y constante a medida que sube el tacómetro, sintiéndose bien enérgica en lo más alto del mismo. La caja de 5 velocidades tiene relaciones cortas en sus primeras marchas para no notar falta de poder y el escalonamiento necesario en las superiores para llegar a los 120 km/h aproximados de velocidad punta. El consumo declarado por fábrica es de 3,1 litros para recorrer los 100 km lo que le otorga una autonomía de 300 km.

Destacadísima prolijidad en todo lo referente al motor y sus componentes: tornillería, mangueras y cables. Robusto protector de bajos construido en chapa de aluminio. Hermoso sistema de escape, de sonido contenido y agradable, y con colector y silenciador construidos en acero inoxidable. Ambos juegos de pedalines están mecanizados en diente de sierra, siendo los del piloto más robustos y grandes. Las asas de sujeción son generosas y se ubican en posición retrasada. El colín es ya un clásico de la marca, minimalista con un faro full led. El horquillón es de aluminio (disimulado al estar pintado en negro) y deja observar la gran calidad en sus soldaduras.

El apartado de suspensiones es uno de los puntos fuertes del modelo de Beta. Una gruesa horquilla invertida y un monoshock con asistencia en su montaje muestran que la 2.0 viene sobrada en sus componentes. Teniendo en cuenta las intenciones asfálticas del modelo, el setting conseguido es un acierto. Ofrece un tarado algo más firme y menor recorrido que cualquier otra enduro del segmento. Por consiguiente, estamos ante una moto muy rápida de reacciones y que transmite mucha información al piloto. De desempeño más que loable en el tránsito urbano, solo debemos prestar atención a pozos y lomos ya que no contamos con las suspensiones propias de una on-off.

El sistema de frenos no desentona con la calidad general de esta Motard. Disco lobulado con pinza de doble pistón para el eje delantero y disco de menor diámetro, pero igual diseño con pinza monopistón para el eje trasero. Ambos hidráulicos son conducidos mediante flexibles mayados de acero, elementos que mejoran la performance del conjunto. Progresividad y buen mordiente para la pinza delantera, que acompaña correctamente el sistema trasero.