El sillón –perdón, el asiento– de costuras rojas es amplio y cómodo para recibir a dos adultos sin problemas. De niveles muy bien diferenciados, quizá pueda resultarle demasiado alto al pasajero al momento del acceso, pero que agradecerá la comodidad ofrecida por el respaldo de serie, también de buen mullido. Este respaldo se encuentra montado sobre las mismas asas de sujeción, robustas y de agradable tacto. Para tallas de hasta 1,80 m, la posición de conducción es perfectamente confortable y descansada, con un manillar elevado y espacio suficiente para las rodillas.

El tablero analógico de tres agujas con un pequeño display informa de manera muy rápida y sencilla todo lo necesario. Luce un diseño que ya acusa el paso del tiempo, con una esfera central para el velocímetro, flanqueada por la del tacómetro y la de nivel de temperatura de refrigerante; las tres de fondo blanco y retroiluminación azulada. El display se complementa con odómetro total y parcial, nivel de combustible y reloj horario.

El manillar de elevada altura gracias a su gran curvatura monta comandos de buena calidad, tacto y funcionamiento. Buena nota también para los espejos, que de forma rápida y sencilla se regulan para obtener una visión completa de lo que sucede a nuestras espaldas. Un gadget que resulta sumamente práctico es el mando giratorio de contacto con sistema de presencia. En el S3 si llevamos el llavero de presencia en el bolsillo, al acercarnos al scooter este nos reconoce y permite desbloquear la dirección y dar contacto. El mismo mando giratorio también nos permite destrabar la gaveta donde se esconde el tapón de llenado de combustible.

Un pulsador ubicado debajo del mando destraba el espacio bajo asiento (con amortiguador hidráulico para sostener el mismo y luz de cortesía). Si bien hay dos huecos para casco, en la práctica entra sin problemas uno integral y varias cosas más. Además de este espacio, contamos con una gaveta con tapa en el piso (que no es plano) más dos en el contraescudo. Una central con cerradura y toma de 12v (de poca capacidad) y otra a la derecha con tapa, pero sin cerradura (dentro de la misma se ubica el visor de nivel de refrigerante). Se incluyó también el siempre práctico ganchos para bolsas, en este caso del tipo con bisagra. Aparte del frondoso equipamiento ya mencionado, este Daelim, como buen scooter, cuenta con pie lateral de apoyo (que al estar desplegado impide el arranque) y caballete central.

El “mono” de cuarto de litro que monta el S3 cubica exactos 247 cc, con 4 válvulas comandadas por un doble árbol de levas a la cabeza, refrigeración líquida e inyección electrónica de combustible. Los para nada despreciables 25 CV de potencia disponibles lo convierten en un scooter ágil, de buena respuesta a cualquier régimen y con una más que aceptable velocidad final de 140 km/h. El tacto del motor no es el de un japonés, pero resulta agradable y muy contenido en vibraciones. Respecto del consumo, pudimos verificar unos austeros 3,8 litros para cubrir el centenar de kilómetros en uso mixto (ciudad y autopista). Esto sumado a los 12,7 litros de capacidad del tanque permitirá cubrir no menos 300 km sin necesidad de repostar. La transmisión es automática con variador y embrague centrífugo, suave en su funcionamiento aunque manifiesta un leve patinamiento al momento de romper la inercia.

La parte ciclo consta de un chasis tubular de acero con horquilla telescópica convencional (sin posibilidad de ajuste) y un juego de amortiguadores con regulación de precarga en sus resortes. Daelim priorizó el confort de marcha al configurar las suspensiones del S3 con un tarado blando que se agradece en el denso tráfico urbano, pero que les falta firmeza al momento de abordar vías rápidas. No obstante, el comportamiento dinámico es más que satisfactorio teniendo en cuenta las prestaciones y finalidad del modelo. Los cauchos son marca Kenda, en medida 120/70-14 adelante y 140/60-13 atrás; de buen desempeño durante la prueba.

Los frenos son a disco en los dos ejes, de 240 mm y 220 mm de diámetro, respectivamente, y funcionan con un sistema combinado en la palanca izquierda (el trasero). Al presionarla también actúa (en menor medida) el freno delantero. Reconozco su utilidad y practicidad, pero prefiero un sistema convencional que permita elegir con qué rueda frenar. Buen poder frenante en cualquier situación y de fácil dosificación.