La tendencia de las energías limpias y la necesidad de hacer más eficiente el traslado en las grandes ciudades son una realidad, incluso en una Argentina repleta de limitaciones tecnológicas, económicas y sociales. En la última década, Buenos Aires, por caso, incorporó la ciclovía como parte esencial de la infraestructura capitalina.

Pero la búsqueda de reducir emisiones, ruido y embotellamientos no alcanza solamente a los vehículos con tracción a sangre: cada vez son más las terminales que fabrican scooters eléctricos y también son muchas las empresas que aparecieron en el rubro con una oferta que no cuenta con motores alimentados por hidrocarburos. ¿Cuáles son los beneficios reales de estas nuevas tecnologías de desplazamiento?

La funcionalidad como premisa

Está probado que el tránsito metropolitano es un factor que influye incluso psicológicamente a la hora de llegar al trabajo. Y si bien es cierto que la velocidad no es uno de los puntos a buscar en un scooter eléctrico, no es menos real que, por elusión, es más probable que una moto de pequeño porte llegue más temprano a destino.

Logrado el punto anterior, el estrés se reduce de manera considerable, con el aliciente de que el ruido (casi nulo) no representa una molestia durante el recorrido. Por supuesto que cualquier motero “de ley” se indignaría leyendo la línea anterior. Sin embargo es probable que, con las eléctricas, las motocicletas dejen de pertenecer a un nicho específico y se amplíen las características de los conductores que eligen viajar en dos ruedas.

¿Y el consumo?

La reducción de costos es otra de las ventajas de moverse en una moto eléctrica. Para que el dato tenga sustento, nos basaremos en el consumo y la autonomía del Siam N4, modelo con el que la marca acaba de incorporarse al mercado. Éste cuenta con una batería de litio cuya carga total demanda de 6 a 8 horas. Como si fuera un celular, puede dejarse conectada durante la noche, mientras el propietario duerme, o en la propia oficina (la batería es extraíble) durante la jornada laboral.

Estas dos alternativas acarrean otra ventaja: no tener que detenerse en una estación de servicio y que el traslado sea del punto A al B sin imprevistos engorrosos. La autonomía de dicho modelo es de 60 kilómetros, más que suficiente para recorridos urbanos. Manteniendo la referencia en el Siam N4, pero tomando dicho registro como promedio general, vale marcar que su potencia es de 1800w, tiene 60 volts y alcanza una velocidad máxima de 45 km/h.

Seguridad y mantenimiento mínimo

Un scooter eléctrico desarrolla poca velocidad, algo que tal vez sea un punto a modificar en un futuro, ya que existen situaciones del propio tránsito (en avenidas, por ejemplo) que solicitan una potencia mayor. Pero claro que esta característica no siempre es desventajosa. En materia de seguridad, la velocidad en caso de un siniestro es un factor que decidirá la gravedad del mismo. En el ejemplo del Siam N4, hay que resaltar que su freno a disco delantero resulta más que suficiente para detenerlo de manera holgada.

La simpleza conductiva y la ya mencionada potencia amigable de estos vehículos son una invitación a que cualquiera pueda darse el lujo de sentir el aire en la cara: los que no se animaban a subirse a una moto por su velocidad, los que quieran cooperar con la reducción de emisiones o simplemente los que buscan no preocuparse por el mantenimiento fino. Es que vale la pena remarcar, por si alguno todavía no lo pensó, que las motos eléctricas no llevan bujías ni fluidos con sus respectivos filtros, elementos a los que hay que estar atento (e invertir en ellos) en los impulsores a combustión.

La realidad es que, en buena hora, las motos eléctricas recorren las calles de las ciudades. Será cuestión de tiempo saber qué porcentaje del mercado acapararán. Por lo pronto –y por las soluciones que ofrecen-, bienvenidas sean.

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Esta entrada ha sido publicada el 9 septiembre, 2022 13:43