Un scooter 125, dada sus acotadas dimensiones, es cómodo solo para pilotos de talla pequeña. No obstante, el Besbi nos pareció uno de los más generosos en espacio dentro de su segmento. Sus 740 mm de altura del asiento también lo convierten en una opción a tener en cuenta para el público femenino. Cuenta con doble caballete, central y lateral. Este último tiene un interruptor que corta el encendido cuando está desplegado. El cuadro de instrumentos también cuenta con su correspondiente grueso marco cromado. Su diseño es clásico y analógico, e incluye lo mínimo imprescindible: velocímetro, nivel de combustible y solo un odómetro total. Acompañan los testigos de los intermitentes y el de luz alta/cruce.

El manillar está totalmente recubierto y su carenado presenta esas formas musculosas de las que hablábamos al comienzo. Los comandos en las piñas están un escaloncito por encima en cuanto a calidad respecto de sus competidores de segmento. Se destaca el interruptor de balizas en la piña derecha, pero se echa en falta la “guiñada” de luces. El culto a los detalles se deja ver también en los espejos (de fácil regulación y muy buena visión), completamente cromados pero originalmente combinados con una moldura central en plástico de color negro.

El carenado trasero es voluminoso y repite la tonalidad bicolor del frente, pero invirtiendo el protagonismo de los colores. Aquí podemos observar las insignias que identifican al modelo, que por supuesto son cromadas. Sumamente logrado y elegante es el remate posterior, con un faro full led redondo enmarcado también por un aplique cromado y que presenta la misma moldura que el guardabarros delantero en su borde. Completan los intermitentes redondos, halógenos, de tulipa transparente con carcasa y soporte en cromo.

El motor es un monocilíndrico de 124,6 cc, 4 tiempos, 2 válvulas, alimentado por carburador, arranque eléctrico o por patada, y refrigeración forzada por aire. Entrega de muy buena manera unos 8,1 CV que lo hacen salir disparado en los semáforos. Los buenos registros de aceleración se deben a un desarrollo corto por lo cual sacrifica algo de velocidad final, conformándose con 90 km/h y algunos más en el tablero. El arranque en frío es rápido, pero es conveniente esperar a que el motorcito tome temperatura para lograr un funcionamiento suave y parejo. No se perciben vibraciones molestas a ningún régimen. El consumo medido por nosotros fue de 3 litros cada 100 km. No obstante, se trataba de una unidad cero kilómetro (sin su periodo de ablande) y nuestra conducción fue un poco más “alegre” que la de un usuario promedio. La transmisión final es de variador continuo, de suave acoplamiento y sin trepidaciones.

La rueda delantera es ahora de 12”, una gran mejora en el manejo respecto de la de 10” que montaba la generación anterior. La misma es en medida 110/70 y montada sobre bonitas llantas de aleación multirrayos. Mientras, el “cauchito” trasero se conforma con un 10” de 3,50. Bien por Daelim que optó por una buena calidad de neumáticos y eligió los Kenda para el Besbi. Las suspensiones, como en la mayoría de los scooter con rodado pequeño, son de poco recorrido y ásperas al encarar baches e imperfecciones del asfalto. Atrás, el juego de amortiguadores, no cuenta con ajuste de precarga en los resortes.

Respecto de los frenos, el disco que monta en la rueda delantera (de 188 mm y pinza de doble pistón) y el tambor trasero (de expansión interna y 110 mm) son más que suficientes para detener al Besbi de inmediato dada la velocidad que desarrolla y su bajo peso (110 kg). Eso sí, a tomar distancias precautorias cuando se circula cerca de su velocidad punta.