Ponerse a los mandos de esta V250i no supone problema para ninguna talla de piloto, ya que la acotada distancia asiento-suelo le permitirá a la gran mayoría pisar con seguridad el asfalto. Respecto de la posición de manejo, a la ya mencionada incomodidad a la hora de abrazar el tanque con las piernas le podemos agregar una posición de pedalines apenas alta y retrasada, lo que provocará una flexión de piernas algo más acusada que la ideal. Luego, la comodidad ofrecida por el asiento se complementa con el ancho y curvado manillar que los brazos encuentran de forma natural y descansada, lo que permite mantener la espalda erguida.

Como es costumbre y antes de subirme a la moto en cuestión, suelo echarle un vistazo completo a su alrededor y, en esta oportunidad, hubo un detalle que critiqué de inmediato: la posición casi horizontal del instrumental. Sin embargo, debo reconocer que, una vez montado a la Ceccato, me sorprendió lo bien que se lo podía ver estando en esa posición, siendo criticable solo el pequeño tamaño de los caracteres en el display digital y la falta de una escala precisa para el tacómetro. Los espejos son los clásicos redondos, con brazos soporte largos que brindan beneficios a la hora de encontrar una buena visión.

Es verdad que los 18 CV a 8.000 rpm que entrega el v-twin de 249 cc, con árbol de levas a la cabeza y refrigerado por aire no lo convierten en el 250 más explosivo, pero esta Ceccato no busca eso. El dato que hay que tener en cuenta son los 18,5 Nm a 6.000 rpm de torque, valor que asegura respuesta al abrir gas en todo momento; diferenciándose así de los “mono” que obtienen la misma respuesta en lo alto del cuentavueltas.

Respecto de las vibraciones, esperábamos que fueran menos acusadas dada la arquitectura del motor; no obstante las más molestas se hacen presentes sobre el final del gas. La fluidez de marcha y la precisión en el arranque son claras consecuencias de la correcta puesta a punto ofrecida por la inyección electrónica. La marca declara una velocidad punta de 130 km/h, una cifra adecuada para su cilindrada, pero que no será un factor determinante para el que busque una moto de estas características.

La caja se conforma con 5 marchas bien relacionadas con un comando algo duro y reticente para encontrar el neutro. Los frenos, de primer nivel, cuentan con disco en ambos ejes con pinza de cuatro pistones adelante y de doble detrás. Flexibles mallados de acero incrementan el desempeño del sistema. Fácil de dosificar y buen poder en el delantero. El trasero, por su parte, requiere de cierta adaptación para no provocar bloqueos indeseados.

Las suspensiones y su configuración fueron otro aspecto que nos sorprendió gratamente. Horquilla hidráulica convencional y un sobredimensionado monoshock regulable en la precarga del resorte, que está anclado directamente sobre un basculante de acero de caño redondo, son los encargados de mantener a la Ceccato siempre bien apoyada al asfalto. Zanella eligió un setting que prioriza el confort de marcha en su punto justo y brinda seguridad y aplomo al momento de ir rápido. Es en curvas rápidas donde muestra sus limitaciones, no siendo lo precisa que uno quisiera. Pero otra vez volvemos a lo mismo, el comportamiento y las sensaciones deportivas no son lo que busca el usuario que se enamora de los encantos de la V250i.