De más está decir que para sentirse a gusto sobre ella se trata de una moto para pilotos de talla “S” y hasta pequeños “M”. La postura lograda es descansada. Si bien no posee asas de sujeción para un eventual pasajero (las primeras unidades producidas incorporaban una parrilla con asas integradas), tanto el largo del asiento como la presencia de estriberas traseras sugieren que se puede viajar a dúo, aunque el espacio es muy acotado. El instrumental es extremadamente básico, equipa sólo un cuadrante digital de retroiluminación azulada que informa velocidad y km total. Podríamos decir que es suficiente para el uso al que se va a someter a esta moto, pero creemos que podría incluir algún testigo luminoso. En contrapartida, ofrece un juego de comandos (heredados de otros modelos de la marca) de correcto tacto y funcionamiento, con gatillo de passing incluido. El cebador no se incluyó en la piña izquierda, y se encuentra directamente sobre el carburador. Su accionamiento es rápido y sencillo. El diseño de los espejos (redondos) y sus brazos soporte responden a la impronta retro de la Boy, siendo también de fácil regulación y aceptable visibilidad.

El motor que impulsa a la pequeña Beta es un monocilíndrico de 100 cc, 4 tiempos, árbol de levas a la cabeza y refrigeración por aire. Eroga una potencia de 7,1 CV, que resulta más que suficiente para mover con “alegría” esta moto de apenas 94 kg. Posee arranque eléctrico y por patada. Las bajas vibraciones que transmite son un aspecto destacable de este “mono”. Esta característica habla del correcto ajuste y balanceo de sus componentes internos. La caja, de correcto accionamiento, es de 4 velocidades con el escalonamiento apropiado para obtener una aceleración progresiva y lograr unos 80 km/h de velocidad máxima. El consumo medio declarado por el fabricante es de 2,3 litros cada 100 km recorridos.

El setting elegido por la marca para las suspensiones proporciona un andar muy suave (no se necesita una gran rigidez, ya que no se circula a grandes velocidades) y los generosos recorridos alientan el uso off-road. Todo esto se ve acompañado por los neumáticos de tacos de gran balón, pero también los límites, ya que no son “amigos” de las inclinaciones ni del asfalto mojado. Los frenos, a disco en ambos ejes como mencionamos, responden con sobrada solvencia en cualquier circunstancia y no evidenciaron fatiga prematura. Imagen retro, interesante propuesta ciclo y mucha diversión en frasco pequeño.