El asiento de una pieza y niveles diferenciados es de agradable mullido, correcto tapizado antideslizante y amplio en ambas plazas. Además, se extiende hasta el portaequipaje trasero construido en aluminio. Sobre dicho portaequipaje de robusta apariencia (que integra las asas de iguales características) la marca anexó de serie un más que generoso top case con cerradura que, para comodidad de nuestro pasajero, cuenta con un apoyo lumbar aunque carece de mullido. La capacidad de carga de la 250 no se conforma con eso, ya que agrega un juego de maletas laterales rígidas fijadas sobre una estructura de caño de acero. Todo el conjunto de baúl y maletas cuenta con cerraduras (distintas a la de contacto) y reflectivos que, a pesar de ser de origen after market, muestran una calidad apropiada para el segmento.

Ambos juegos de estriberas son de acero, las delanteras incluyen una pletina de goma desmontable en la superficie de contacto con el calzado, mientras que las traseras se encuentran completamente revestidas. El escape (muy sereno hablando de decibeles) presenta un tubo convencional con la tapa final color aluminio. El grupo óptico posterior es halógeno, de buen tamaño y presenta una correcta efectividad. Debajo del mismo se hallan la luz y el soporte portapatente, todo fijado a un resistente guardabarros. El basculante trasero está construido en acero de sección cuadrada y monta una suspensión monoamortiguador regulable en la precarga del resorte (al igual que la horquilla, el monoshock también fue revisado, pero lamentablemente la marca no informa los datos de recorrido). La rueda trasera de 17” se detiene mediante un equipo de freno a disco con pinza de doble pistón, también con flexible mallado.

Ponerse a los mandos de la ZR 250 GTA y escaparse a la ruta no será tarea fácil para pilotos de talla acotada (debido a la altura del conjunto) como tampoco para los más esbeltos, ya que el baúl y las maletas complicarán la montura. El cuadro de instrumentos es totalmente nuevo y completo, es del tipo mixto con una esfera analógica a la izquierda para el tacómetro y un display digital que informa velocidad, km total y parcial, marcha engranada, nivel de temperatura de refrigerante y nivel de combustible. Solo podríamos reprocharle un reloj horario, pero la verdad lo haríamos de exquisitos, ya que se trata de un instrumental que por nivel de información no es común en el segmento.

Los protectores de puños con los intermitentes integrados son otro de los accesorios que la distinguen. Los comandos en las piñas son los presentes en la mayoría de las motos de este tipo y origen, de calidad promedio y buen funcionamiento durante la prueba. El detalle exclusivo y muy práctico es la incorporación de un puerto USB para la carga del celu o el GPS (dispositivos indispensables a la hora de salir a la ruta). El cebador se presenta en la piña izquierda, mucho más cómodo que sobre el carburador como en otros modelos. Los espejos son de forma pentagonal, de correcto tamaño y fácil regulación. Las manijas de embrague y freno resultan cómodas y suaves en su funcionamiento. La posición de manejo es la esperada: bien descansada, adelantada, con la espalda erguida, los codos flexionados y las piernas bien recibidas por el delgado tanque y la correcta posición de las estriberas, un combo ya probado y que resulta ideal teniendo en cuenta las intenciones del modelo.

El motor que impulsa a la ZR 250 GTA es nuevo y realmente, nos llevamos una agradable primera impresión. Se trata de un monocilíndrico de 239 cc, 4 tiempos, 2 válvulas, alimentado por carburador y con refrigeración líquida que entrega 17 CV de potencia máxima. El mismo presenta arranque eléctrico y por patada con sistema de ignición CDI con avance electrónico. Si bien nuestra moto de prueba era 0km, el arranque en frío resultó rápido y apenas consiguió un mínimo de temperatura, de ralentí parejo.

Es un motor que entrega de manera progresiva su potencia y que gracias al correcto escalonamiento de su caja de 6 velocidades (de comando suave y preciso) alcanza con cierta facilidad su velocidad máxima que se ubica en torno a los 125 km/h. Como en la mayoría de los “monos” de esta procedencia, presenta algunas vibraciones especialmente a altas rpm. En contrapartida ofrece un consumo más que austero: unos 3 litros para recorrer el centenar de kilómetros en uso mixto. Este valor augura una autonomía decente porque con la moto cargada con equipaje y acompañante claramente el consumo se disparará.

El equipo de freno elegido para la ZR es uno de los puntos altos del modelo, ya que monta disco en ambos ejes y ofrece un plus de seguridad en cualquier situación que se presente. Las cómodas suspensiones de largo recorrido que se absorben cuando se presenta un bache hacen que se trate de una moto apta también para la ciudad. No obstante, no se presentó hundimiento acusado de la horquilla ante frenadas excesivas del freno delantero. Recordemos que la horquilla no presenta posibilidad alguna de regulación, es por eso que Zanella optó por una configuración intermedia. La suspensión trasera sólo es ajustable en la precarga del resorte. Si bien los neumáticos son mixtos y presentan algunos “tacos”, tienen un correcto agarre en asfalto.